Red Arcano

Un Lugar para lo Desconocido

jueves, 14 de julio de 2016

El Misterio de las Sirenas

El mito de las sirenas pareció tener más arraigo en la realidad que cualquier otra leyenda. Casi ninguna cultura escapó a su creencia, y la mayoría de los exploradores marinos de viejas épocas afir­man haberse topado con alguna de ellas. Su misterioso encanto ha traspuesto las barreras del tiempo y todavía, entre el mito y la reali­dad, nos sigue seduciendo el eterno cuento de una sirena perdida en el océano.
Las sirenas propiamente dichas nacen en Grecia, pero las tradiciones que le atañen son confusas y discordantes entre sí. Para empezar, el número de sirenas no está muy claro.
Homero había hablado de ellas utilizando el dual, soste­niendo que se trataba de una pareja. Sin embargo, en la tradición figurativa y literaria, son generalmente tres; no escasean las excepciones que hablan de cuatro o incluso de ocho sirenas, como hace Platón.
El mismo nombre Seirenes no tiene una etimología segura: puede conectarse con seirà (“cadena, la­ zo”), o con el verbo seirazein (“atar con una cuerda”), ambos con una posible referencia a la cualidad de encantadora o maga. Pero también puede remontarse a sirios (ar­diente, del que también procede Sirio, el astro de la canícula) para aludir a los peligros de la hora Meridiana, cuando el mar tranquilo bajo el sol implacable puede ser más traicionero que el mismo mar en plena tempestad.
La ambigüedad que rodea a esta figura se extiende también a su forma, a sus poderes y aún a su misma existencia. En esta nota, investigamos las fuentes y testimonios que dan cuenta de la evolución de la leyenda.

UNA VEZ FUERON PÁJAROS

Lo que hoy está fijado en el inconsciente colectivo como la forma física de la sirena (cuerpo de mujer, cola de pez), no siempre fue así.
Según las primeras representaciones, eran seres de forma híbrida, pe­ro el componente animal pertenecía al reino de las aves: las sirenas tenían cabeza de mujer y cuerpo de pájaro.
Con el tiempo, se atenuaron las características ornitomorfas, apareciendo los brazos humanos, los senos y luego el busto completo. Al parecer, se cree que en un principio eran completamente humanas y que su transformación en pájaro fue consecuencia de un acontecimiento específico, que varía según las fuentes.
Para Ovidio, las sirenas eran compañeras de juego de Perséfone, con quien estaban cuando el tenebroso Hades la raptó; entonces ellas pidieron a los dioses que las transformaran en pájaros para poder buscar a su compañera por el mar y la tierra.
Según otras versiones, habría sido Deméter quien las habría convertido, como castigo por no haber intentado impedir el rapto de su hija. O bien, habría sido Afrodita, para castigarlas por haber despreciado las alegrías del amor. Lo único cierto es que a pesar de tener alas, perdieron la capacidad de volar en una competencia de canto contra las Musas. Estas últimas, tras vencerlas, irritadas por el orgullo de­ mostrado por las sirenas, las desplumaron.

CANCIONES QUE MATAN

En la cita más antigua que se conoce, y seguramente la más famosa, La Odisea de Homero, no existe una descripción de esta deidad.
En el capítulo XII de esa obra escrita aproximadamente en el siglo VIII antes de Cristo, Ulises, prevenido por la hechicera Circe, para sustraerse a la seducción de las sirenas ordena a sus marineros taparse sus oídos con cera, mientras que él pide ser atado al mástil del barco. Así pudieron escuchar el canto letal de las sirenas sin peligro y conocer sus armas de seducción, que no se basaban en el sexo, sino en el intelecto y en el conocimiento.
En Las Argonáuticas de Apolonio de Rodas hay un episodio muy poco conocido que alude a las sirenas. Tras haber conquistado el Vellocino de Oro, Jasón y los Argonautas, luego de numerosas aventuras y tras haber recalado también en la mítica isla de Circe, llegaron al Mar de las Sirenas, ante cuyo canto habrían quedado indefensos si Orfeo, el mítico cantor, no hubiese sonado aún más dulcemente que ellas, impidiendo así que todos los marineros se arrojaran al agua para unírseles. Sólo uno de ellos, Bute, sucumbió a la fascinación de las seductoras, pero fue salvado por Afrodita. Según algunas versiones, tras esta afrenta las sirenas se arrojaron desde su peñasco matándose.
Según otras más coherentes, este suicidio habría tenido lugar una generación después, tras el paso de Ulises, el cual constituyó para las sirenas una segunda y, tal vez por ello más grave, afrenta por parte del género humano.

FUENTES Y TESTIMONIOS

Japón tiene a Ningyo, su sirena, imagen que ha adornado netsukes (pequeños relicarios de marfil tallado, muy populares entre los siglos XVII y XIX). Los tibetanos cuentan con una deidad tántrica, a la que representan emergiendo de las aguas y ofreciendo la Perla de la Sabiduría. En nuestro continente, importadas por los nave­ gantes ingleses, españoles y portu­gueses, aparecen en el arte popular de Brasil y México.
Una curiosa guía de la ciudad de Lei­den, cuna de Rembrandt, editada en 1712 cataloga los objetos extraños de un museo: “número 2, Huevo del Es­ trecho de Magallanes, llamado Pingüi­no; número 70, Serpiente de las Indias Occidentales que al moverse hace ruido con la cola (¿una cascabel, quizá?); número 72, Piel de sirena…”. La revista inglesa “The Gen­ tleman’s Magazine”, publi­ca en 1775 un inquietante artículo. Allí, compara a una “sirena expuesta actual­ mente en Londres” con la que “fue exhibida hace algunos años en la feria de St. Germaine”. De esa compara­ ción “se puede deducir que hay dos especies de la misma raza: una parecida a los negros de África y otra a los blancos de Europa”.

MAR, MÚSICA Y MUERTE

En primer lugar emerge con evidencia una relación con el elemento acuático; sus empresas están circunscriptas en los grandes ciclos de viaje, su lugar de residencia es una isla y su ascendencia revela caracteres acuáticos.
Un segundo tema fundamental es el del conocimiento, evidenciado tanto en las palabras que Ulises consigue es­ cuchar como en su presunta descendencia de una de las musas.
Por otra parte, sabemos que el conocimiento de carácter profético es una de las atribuciones constantes de las divinidades marinas; y el hecho de que este saber sea comunicado a través de la música y del canto, induce a pensar que se trata de un conocimiento secreto, iniciático, abierto a pocos. El propio Orfeo, vence­dor de las sirenas, es el iniciador de una religión misteriosa; y su poder de mandar, mediante la música, sobre los ani­males y la naturaleza, nos recuerda que la música te­rrestre es reflejo de otra música, la cósmica, divina, que es al mismo tiempo la ley cósmica, poder creativo y vida. Un tercer aspecto fundamental es la correlación con la muerte: sea me­diante referencias míticas al rapto de Proserpina en los infiernos; sea mediante el mismo comportamiento mortífero de las sirenas que, si no con­ siguen matar, se matan a sí mismas.
Esta correlación con la muerte se evi­dencia sobre todo en su forma más antigua de pájaros con rostro huma­ no, llegada sin duda a través de Egipto, de las representaciones del Ba, el alma pájaro del difunto. Las sirenas griegas se representan muchas veces en sarcófagos, llevando en brazos a una figura humana minúscula que es el alma del difunto.
Estas tres temáticas no se excluyen entre sí. El mar remite por un lado al saber, común a todos los seres del agua, pero por otro lado, tiene estrechos vínculos con la muerte.
Además de ser mortal y peligrosa por sí misma, el agua es también el medio necesario para alcanzar el más allá, tanto si se va hacia una nueva vida (Isla de los Bienaventurados), como hacia la muerte definitiva de los infiernos.

jueves, 23 de junio de 2016

El Misterio de la Noche de San Juan

Una noche de encantamientos, amor, milagros y deseos que lleva celebrándose desde la época del antiguo Egipto y del lejano Oriente y sobre todo en el antiguo mundo celta por parte de los druidas.
Todos los pueblos y culturas celebran el solsticio que da comienzo al verano reuniendo a millones de personas en torno a una hoguera con un fuego purificador que arde durante toda la noche.
La llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte los días se alargan y se antojan más calurosos, ya que el sol se posiciona en el punto más alto del firmamento, ofreciendo sus preciados rayos, creadores de vida.
También conocida como la Noche de San Juan, donde a lo largo del mundo se encienden hogueras utilizando el fuego como elemento purificador.
La noche más corta del año es el 21 de Junio, las hogueras de San Juan arden durante la noche del 23 al 24, siendo una festividad pagana con arraigada tradición histórica, debe su nombre al cristianismo; hoy en día, quienes la celebran lo hacen con intencionalidad opuesta a su sentido original, homenajear al sol.
No sólo en la cultura europea se contempla el festejo del solsticio, también en otras civilizaciones, como la Inca, se adoraba la salida del astro rey y los beneficios que regalaba éste durante los meses de verano.

El fuego, elemento básico y purificador. 
El sentimiento ante una hoguera es la de liberarse de todo aquello que atormenta el día a día. Los primeros labradores (Alicante) se esmeraban en trabajar arduamente durante la jornada más larga del año, durante la noche más corta destruían todo aquello que se relacionara con Satanás.
Se han ido creando una serie de ritos al hecho de encender las hogueras, que muchos se afanan en respetar, como saltar nueve veces por encima de éstas (Galicia).
Según la tradición, el Mundo del Alén (más allá) abre sus puertas y se deben espantar a todos los que intenten escapar de él; de ahí la expresión “San Xoán meigas e bruxas fuxirán” (En San Juan las meigas y brujas huirán). 
Son diversos los puntos de Europa que conmemoran este acontecimiento como por ejemplo Dinamarca, Noruega, Suecia, Reino Unido (con su tradicional “Midsummer”) o Finlandia aunque son Portugal y España quienes la tienen más enraizada.
También en Latinoamérica se celebra con cierto entusiasmo, sobre todo en Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia o Perú.
En la actualidad, las connotaciones mágicas que posee esa noche (los griegos llamaban a los solsticios “puertas”) han provocado que se crea que es propicia para ciertos encantamientos y, durante la misma, son numerosos los rituales que se practican, sobre todo aquellos que tienen que ver con el amor y la fortuna.

Una vez que nació el cristianismo, muchas tradiciones paganas fueron absorbidas por el calendario cristiano y la conmemoración de la noche más larga del año fue asociada a un evento puramente cristiano: el nacimiento de San Juan Bautista que según la Biblia, tuvo lugar el 24 de junio.
Como curiosidad, se trata del único santo por el que se celebra una festividad en el día de su nacimiento, ya que lo habitual es festejar el aniversario de sus muertes o el traslado de sus reliquias.

lunes, 20 de junio de 2016

Símbolos de Protección, El Significado de la Cruz

Cada tipo de cruz posee un simbolismo determinado por su representación a través del ancho de sus brazos, de las figuras que la complementan (como una rosa o un círculo,
por ejemplo) o del poder que ha tomado a través de la historia. Por ello, elija la que mejor se adapte a usted para acrecentar su seguridad personal.
El simbolismo no fue algo inventado por los hombres, surgió naturalmente de la necesidad de expresión que trasciende las limitaciones de las palabras y que expresa, sin embargo, un lenguaje que puede ser comprendido por todos.
Los símbolos, a través de sus diseños, “copian” y manifiestan concretamente los atributos de distintos principios arquetípicos de nuestros orígenes.
Debido a su carácter arquetípico (es decir, como modelo universal), son un lenguaje internacional que aparece tanto en las sociedades desarrolladas, como en las culturas primitivas. En el caso de la cruz, si bien lo más difundido es asociarla al símbolo cristiano que representa la crucifixión de Jesucristo para salvar al mundo, se ha descubierto que, como símbolo universal, también existió en otras culturas, incluso, en las prehistóricas.
Y, si bien es un símbolo único, adquiere diferentes connotaciones según la cultura que lo posea. Del mismo modo, la cruz (como cualquier otro símbolo) actúa tanto a nivel esotérico (común, accesible a todos) de forma inversa, es decir, esotérica (oculta, reservada). Develar el lado esotérico de la cruz nos ayudará a identificarnos con ese símbolo y utilizarlo para protegernos contra todo mal.

Los Elementos de la Cruz

Existen varias formas de trazar una cruz. Básicamente, se trata de dos líneas perpendiculares que se cruzan en un centro. ¿Cómo es posible que esta figura arquetípica haya estado presente en pueblos tan disímiles y lejanos, como los fenicios, los persas, los etruscos, los romanos, los celtas, y los pueblos de América?
Aunque su verdadero significado sea un enigma para la humanidad, desde lo esotérico, existe una explicación. La cruz simboliza los cuatro elementos (Tierra, Agua, Aire y Fuego) y los cuatro reinos (Mineral, Vegetal, Animal y Humano).
El punto de intersección de las líneas vertical y horizontal es la zona donde se forma una encrucijada entre el poder espiritual (superior) y el poder material (inferior), entre el microcosmos (lo pequeño y humano), con el macrocosmos, lo grande (cósmico o divino).
Por ello, la cruz es un gran símbolo que representa la totalidad, la unión del hombre con lo divino, el nexo entre la sabiduría de lo material con la espiritual de Dios.

RosaCruces

Los Rosacruces son una sociedad secreta emparentada con las logias masónicas, cuya doctrina filosófica, según se dice, se inició en la época del Faraón de Egipto Tutmosis III alrededor del año 1500 a. de C. Su fundador fue Christian Rosenkreutz y el nombre de la orden deriva de su nombre (cruz de rosas).
El emblema de los Rosacruces es una cruz con una rosa en el centro. La cruz no es para ellos un símbolo de sufrimiento. Significa la evolución del hombre, su constitución presente y su desarrollo futuro. El brazo superior de la cruz representa al hombre. El inferior, al reino vegetal. Entre los dos, está el reino animal. La rosa central representa la capacidad generativa de los tres órdenes.

Cruz Celta Solar

Es una cruz que posee un círculo que representa al sol, el movimiento circular, la energía generadora solar masculina. Se utiliza para protección en el trabajo y los emprendimientos. También para alejar la pereza y la inercia.

Cruz Egipcia o Cruz de Ankh

Consiste en una cruz TAU coronada por un círculo. Esta cruz se encuentra frecuentemente en los monumentos y en las representaciones de la Diosa Sekhet o Sekhmet –diosa solar guerrera. La cruz es considerada la “Clave de la Vida” y el signo por excelencia de la inmortalidad. El pequeño círculo superior es el símbolo de la Conciencia o el Espíritu que se encuentran por encima del hombre carnal, el cual se halla en contacto con una Conciencia Superior. La parte Inferior al círculo tiene la forma de la letra T mayúscula, representa el deseo de regresar en forma definitiva al seno del Padre Espiritual.

La Cruz Svástica

Misteriosa y de simbolismo antiguo, es uno de los símbolos hallados en Oriente y en Occidente. Recibe el nombre de Cruz Gamada o Gamadión por el hecho de estar constituida por cuatro letras gamma unidas en ángulo recto. Otros nombres que recibe es Cruz Ignea, Jaina, Hermética o martillo de Thor. El término Svástica proviene de la India.
En sánscrito, svasti significa salve, salud, gloria.
Cuando los brazos se orientan hacia la derecha se trata de la representación de la magia blanca, el poder de la energía de la creación, el Sol de la Vida y la forma masculina. Por el contrario cuando el giro de los brazos es hacia la izquierda es señal de mal agüero, de la magia negra y el poder destructor.
Es la Cruz considerada por el esoterismo como la representación del continuo movimiento del Cosmos, simbolizando el Fuego divino, la fuerza de la Creación y la clave para el ciclo de la ciencia.
La línea horizontal representa las aguas de la emotividad (principio femenino) sobre las que reposa el Espíritu del hombre (simbolizado en el pequeño círculo).
La línea vertical (principio creador masculino) es el signo de la profunda fertilidad de la tierra en la que el espíritu deberá penetrar.

jueves, 16 de junio de 2016

Existieron Civilizaciones Avanzadas Antes de la Nuestra?

Un nuevo estudio muestra que, a menos que la posibilidades para la evolución de vida avanzada en un planeta habitable sean extremadamente bajas, la humanidad no es la única civilización avanzada que ha existido —o existe— en el universo, informa el portal Science Daily. «La pregunta de cuántas civilizaciones avanzadas existen en el universo siempre ha sido limitada por tres grandes incertidumbres en la ecuación de Drake», explica Adam Frank, profesor de física y astronomía de la Universidad de Rochester y co-autor del estudio. «Sabemos aproximadamente cuántas estrellas existen, lo que no conocemos a ciencia cierta es cuántas de ellas tienen planetas que potencialmente puedan albergar vida, que tan a menudo esta vida evoluciona hacia una inteligencia tecnológica, y cuánto perdura una civilización antes de extinguirse. Pero eso ha cambiado gracias al satélite Kepler de la NASA y otras búsquedas, ahora sabemos que cerca de 1/5 de las estrellas tienen planetas en zonas habitables, donde las temperaturas alientan la vida como la conocemos». Esto último le quita peso a una de las incertidumbres planteadas, aunque Frank dice que la última gran cuestión —cuánto sobrevive una civilización— es algo todavía desconocido. Sin embargo, Woodruff Sullivan, el otro autor del estudio, del departamento de astronomía de la Universidad de Washington, encontró la forma de sortear este obstáculo. El método propuesto difiere de una manera sutil del enfoque tradicional de la ecuación de Drake, que se centra en el número de civilizaciones que existen actualmente. En lugar de esto, Sullivan calcula cuántas civilizaciones han existido. «Nos preguntamos si somos la única especie tecnológica que ha existido jamás», dice. Eso simplifica la ecuación de Drake de forma inmediata y significativa. Al calcular si existen otras civilizaciones actualmente, unos factores como el ritmo de formación de estrellas y el período de tiempo durante el cual una civilización tecnológica puede existir son de una importancia enorme. Pero pueden ser ignorados por completo al considerar sólo si estas civilizaciones han existido alguna vez.
Esto permite a Frank y Sullivan a reformular la ecuación, desde una que aborda el número de civilizaciones que existen actualmente, a tratarse de la probabilidad de que la nuestra sea la única que haya existido jamás. Y al introducir las nuevas estadísticas de exoplanetas, Frank y Sullivan definen un número específico. «Encontramos que mientras que la probabilidad de que un planeta de la zona habitable desarrolle una especie tecnológica sea mayor que ~10-24, entonces la humanidad no es la única inteligencia tecnológica que ha evolucionado», concluyen. Representa un nuevo e interesante ángulo de la ecuación de Drake y la pregunta igualmente famosa de: «Y si existen, ¿dónde están?», también conocido como el paradoja de Fermi. «Con nuestro enfoque, hemos, por primera vez, proporcionado un límite cuantitativo y empíricamente restringido sobre lo que significa ser pesimista acerca de la probabilidad de que haya emergido alguna vez otra especie tecnológica durante la historia del Universo», afirman Frank y Sullivan. Y de inmediato da paso a otra conclusión interesante. Si la probabilidad de haber emergido una especie tecnológica en un determinado planeta dentro de la zona habitable es mayor a uno entre 60.000 millones, entonces otra especie tecnológica probablemente ha emergido en algún otro punto de la Vía Láctea. A gran —o enormísima— escala, las matemáticas que se desprenden de esta revisión de la famosa ecuación de Drake, dan como resultado —con los cálculos más pesimistas— que el escenario presente en el planeta Tierra ha sucedido en otros lugares aproximadamente 10.000 millones de veces a través de la historia del universo.

viernes, 10 de junio de 2016

El Origen del Miedo al Viernes 13

El miedo por los viernes 13 tiene su epicentro histórico en una fecha que quedó marcada por el misterio y la traición: el viernes 13 de octubre de 1307. En la madrugada de este día, el Rey francés Felipe IV inició una brutal persecución contra la Orden de los Caballeros Templarios que provocó el arresto masivo de sus miembros.
Felipe IV persuadió al Papa Clemente V para que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos a través de la práctica de ritos heréticos. No obstante, se trataban de falsedades sin base alguna para ocultar las verdaderas causas de carácter económico.
El Rey de Francia ambicionaba acabar con la poderosa y acaudalada orden militar, convertida en el principal prestamista de la Corona francesa y de otros países europeos.
Aconsejado por su ministro Guillermo de Nogaret, Felipe IV despachó correos a todos los lugares de su reino con órdenes estrictas de que nadie los abriera hasta la noche previa a la operación: el jueves, 12 de octubre de 1307. Los pliegos ordenaban la captura de todos los templarios y la requisa de sus bienes. El 12 de octubre de 1307, a la salida de los funerales de la condesa de Valois, el gran maestre, Jacques de Molay y su séquito fueron arrestados y encarcelados. Durante la madrugada del viernes 13, la mayoría de los templarios franceses fueron apresados y sus bienes confiscados bajo pretexto de la Inquisición.

La Maldición del último maestre

El proceso fue del todo irregular. Sin ir más lejos, los templarios habían de ser juzgados con respecto al Derecho canónico y no por la justicia ordinaria de Francia.
Asimismo, Guillermo de Nogaret —mano ejecutora del Rey— estuvo bajo la excomunión formal de la Iglesia desde el principio hasta el fin de los procesos. Por medio de la tortura, la Inquisición obtuvo las declaraciones que deseaba, incluso del Gran Maestre, pero estas confesiones fueron revocadas por la mayoría de los acusados posteriormente.
En 1314, Jacobo de Molay, Godofredo de Charney, maestre en Normandía, Hugo de Peraud, visitador de Francia, y Godofredo de Goneville, maestre de Aquitania, fueron condenados a cadena perpetua, gracias a la interferencia del Papa y de importantes nobles europeos. No en vano, encima de un patíbulo alzado en Notre-Dame, donde se les comunicó la pena los máximos representantes de la orden renegaron de sus confesiones: «¡Nos consideramos culpables, pero no de los delitos que se nos imputan, sino de nuestra cobardía al haber cometido la infamia de traicionar al Temple por salvar nuestras miserables vidas!». Aquel mismo día, se alzó una enorme pira en un islote del Sena, denominado Isla de los Judíos, donde los cuatro dirigentes fueron llevados, esta vez sí, a la hoguera. Según se cuenta entre el mito y la realidad, antes de ser consumido por las llamas, Jacobo de Molay se dirigió a los hombres que habían perpetrado la caída de los templarios:
"Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir… Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!… A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año". Fuera real la frase o un adorno literario añadido posteriormente por los cronistas, la verdad es que antes de un año fallecieron tanto Felipe IV como Clemente V.

jueves, 2 de junio de 2016

Hay un Fuerte Vínculo entre Religión y Evolución

Si la creencia en el castigo divino está tan arraigada entre los seres humanos, esto se debe a la evolución, esto es lo que sostiene Dominic Johnson, experto en biología evolutiva y en relaciones internacionales de la Universidad de Oxford, en su libro "Dios está mirándoles".
La creencia en los castigos divinos habría contribuido a reforzar la cooperación entre los humanos, uno de los rasgos clave sobre los que se sustenta el éxito evolutivo de nuestra especie. De igual forma, el autor explica por qué el miedo al castigo se habría convertido en una fuerza más importante en la religión que en otros aspectos, como el amor y el altruismo, que también promueven las grandes religiones como el cristianismo. Según Johnson, ello se debe principalmente a la forma en que nuestros cerebros establecen vínculos.
"Cuando hacemos algo egoísta o malo, incluso si estamos solos, resulta difícil quitarse la sensación que, de alguna forma, nuestras acciones son observadas y desaprobadas por alguien o por algo", agrega el profesor.
Por su parte, la psicología ha demostrado que los eventos negativos suelen tener un impacto más fuerte en nuestro pensamiento y en nuestro comportamiento que los positivos.